Javier Milei, el recién nombrado presidente de Argentina, asumió su cargo el domingo 10 de diciembre con una ceremonia en el Congreso de la Nación en Buenos Aires. Durante su juramento, utilizó la fórmula tradicional «por Dios y por la patria, sobre estos Santos Evangelios».

Después del acto, recibió la banda presidencial y el bastón de mando de manos del presidente saliente, Alberto Fernández, quien le deseó brevemente lo mejor y luego abandonó la sala. A la ceremonia asistieron numerosos representantes internacionales, incluido el rey Felipe VI de España, así como los presidentes de Paraguay y Uruguay.

En su discurso frente a una multitud reunida fuera del edificio, el nuevo presidente de Argentina mencionó la «verdad incómoda» sobre el ajuste económico que planea implementar en medio de lo que describió como una «situación crítica y de emergencia».

Milei expresó que no había «alternativas» más que llevar a cabo un fuerte «shock» económico, lo que implicaría sacrificios para la población en los próximos años.

Además, Milei, quien se identifica como judío, hizo referencia a la revuelta de los Macabeos, que tuvo lugar alrededor del 160 a.C., como un «símbolo del triunfo de los débiles sobre los poderosos».

Por la tarde del mismo día, el nuevo mandatario de Argentina acudió a una ceremonia ecuménica en la Catedral de Buenos Aires, acompañado por algunos funcionarios de su equipo. El acontecimiento inusual para una asunción presidencial contó con breves discursos de líderes espirituales.

Fue dirigido por el Arzobispo católico García Cuerva, otros representantes religiosos que estuvieron presentes fueron el arzobispo griego, Iosif Bosch; el obispo anglicano, Brian Williams; el delegado de ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de Argentina), Pastor Christian Hooft; el rabino Shimon Axel Wahnish; y Shaykh Salim Delgado Dassum, representante de la comunidad islámica. Cada uno de ellos habló en el púlpito y frente al Jefe de Estado, que se encontraba sentado solo.

El presidente de la Alianza Evangélica Argentina (ACIERA), Christian Hooft, ofreció una emotiva oración a Dios.

“Una vez más nos encontramos en un momento crítico, un punto de inflexión, 40 años de democracia ininterrumpida. Te pedimos tu ayuda. Misericordia y misericordia para Argentina. No aceptamos la maldición de la pobreza para nuestra nación”, dijo Hooft.

“Dios, nos diste un país de abundancia, pero no hemos sido buenos mayordomos. Descuidamos el lugar que nos diste entre las naciones. Oramos para que podamos volver a ser ese país grande y bendito”, agregó.

La Alianza Evangélica Argentina había afirmado previamente que ninguna entidad política tenía la capacidad de representar a las iglesias evangélicas.

En el evento, el pastor expresó su deseo de que el nuevo gobierno posea la sabiduría, templanza y prudencia necesarias para llevar a cabo los cambios y políticas indispensables para el bienestar de todo el pueblo.

Además, el representante de ACIERA pidió perdón a Dios por haber puesto a otros en un lugar de autoridad y oró para que el país recupere su prosperidad y bendiciones, disminuya la inflación, haya salarios dignos, fortalezca la cultura del trabajo y se vuelva a creer.

Tres días atrás, 130 parlamentarios de la nueva Cámara Baja del Congreso argentino prestaron juramento, incluyendo Nadia Márquez, una abogada y pastora evangélica de la provincia de Neuquén.

Márquez es una de los cinco legisladores que hablan públicamente sobre su fe evangélica, cifra más alta en la historia de diputados con esta denominación.

Durante su juramento, Márquez mencionó su fe cristiana y su defensa de la vida, llevando un pañuelo celeste en su muñeca derecha. Además de su rol como diputada nacional, Márquez también es líder del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia y secretaria de la Unión Iberoamericana de Políticos Cristianos (UIPC).